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Mostrando entradas de abril, 2009

Lávese las manos

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Siempre he creído que somos unas víctimas irremediables de  nuestras historias (escribo en tercera persona por una licencia literaria, no por acusar a nadie). Nos gusta escuchar mitos y mitotes y mientras más trágicos sean, mejor pueden quedarse en la memoria de todos nosotros, los crédulos de corazón. Siempre nos hemos apegado a los equipos que van perdiendo 7-0 y a las causas difíciles, a los santos que curan todos, pero todos los males y las dificultades, y así, en el desenlace de nuestra historia, cuando podemos contarla como anécdota, desembocamos en héroes, supervivientes y testigos (recuerdo la historia de los náufragos mexicanos) Somos escandalosamente creativos para generar cualquier tipo de cuento, pero insólitamente no leemos cuentos. En mi búsqueda de historias, siempre me he topado con chismes que suenan extraordinarios, pero la gente que lo cuenta cree que pasaron de verdad. Seguro son leyendas urbanas, folclore urbano, estas historias que siempre se acompañan de una

El festejo del libro y la lectura

Paso el comunicado de prensa de la FIL… sólo quedan unas preguntas que de verdad mueven el tapete. ¿Qué demonios hizo el Estado de Guanajuato y sus múltiples institutos culturales, universidades, radios culturales, editorial la rana y todo lo literaturoso para festejar el día del libro?… la respuesta es nada.  Por mi parte estaba leyendo a Taibo II y regalé una rosa roja. Ahí va, de verdad revísenlo y verán que la lección es convocar, sumar, no dividir, como siempre ocurre en estos lares. Ayer, en México 7,714 lectores prestaron su voz para mostrar que en el país se lee y se festeja al libro. 68 municipios de Jalisco, la Ciudad de México y Mérida respondieron a la convocatoria de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y realizaron lecturas continuadas para celebrar el Día Mundial del Libro. Tan sólo en Guadalajara participaron 411 lectores en un maratón de lectura de 12 horas de los Cuentos de amor, de locura y de muerte del narrador uruguayo Horacio Quiroga. En Gua

El Vasco y no más

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Boxeo de sombra y perogrulladas

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Cuatro huevos son dos pares; la mano cerrada se puede llamar puño y aun de hecho se llama así; cuando no se tiene frío, es que se ha entrado en calor; al que le quitan la vida, de seguro le matan; el que gasta el último cuarto de su última peseta, regularmente se queda sin ella; casi se puede afirmar, sin temor de ser desmentido, que no ven objeto alguno los ciegos de nacimiento … A veces se vive de la perogrullada… o nunca salimos de Perogrullo… Sólo dime la verdad aunque me mientas.

Boxeo de sombra I

Ayer se levantaron en una manifestación todos mis jueces, patrimonio del menda que se mira en el espejo. “¿Cómo has cambiado nene?” dijeron como enfadados. —Sólo me duele la espalda— soy el mismo me dije, pero no voy a ceder a sus reclamos. —Acudan al sindicato de remordimientos para ver si les cumplen una que otra demanda, porque lo que es acá, ni hablar. Hubo uno, el más insistente, que pedía indemnización de ley; prima vacacional, reparto de utilidades, y seguro social. Decía que siempre me había consentido. Que de fanfarrón nunca me había quitado el dedo. Que con eso de la soberbia que me caracterizaba, él era el artífice, el maestro. Estaba a la sazón, enamorado de mí. No deseaba dejarme a la primera. Hubo un silencio de mi parte. Reconozco que un día lo quise mucho. Era mi compañero y mi juez más implacable, el que emitía un aggggggggg cuando iba a iniciar una acción, el que nomás me despertaba y ya estaba llenándome de interrogaciones de cada cosa que la vida me presentaba. Er

Libros útiles

“Tenemos que recordarle a la sociedad las brutalidades de las que es capaz el ser humano y uno de los vehículos poderosos es la literatura” estas palabras las dijo Elmer Mendoza, curador de la Feria Nacional del Libro de León... Cosa que nunca había pensado cuando escribo. Que la literatura es una herramienta GORE, un recordatorio de la miseria humana, una fachada de la decadencia. Son demasiados los medios de comunicación que albergan la galería del terror, de la ignorancia, de la mendicidad, de la violencia extrema, del miedo, de las estupideces, de la crueldad; como para llevar a cabo, por medio de la literatura, un mensaje de terror que ya sabemos de sobra. No hace falta escribir novelas para entender los relatos escatológicos que cualquier panfleto amarillista, noticiario de las dos de la tarde o narcocorrido resumen con maestría y se instalan como poderosísimos vehículos de información, penetración y audiencia en contra de los pobres índices de lectura en este país. Por eso