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Mostrando entradas de 2013

Historias de vida - Jorge Ibargüengoitia

Feliz Navidad

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Daiquirís para Ibargüengoitia

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La obra de Jorge Ibargüengoitia no es una serie de libros expuestos en la fila del librero con el afán de combinarlos con el tapiz y la alfombra o para ser leídos una vez y dejarlos como la pata de la mesa; el lector no lo vive como una obra literaria, sino como una experiencia de fascinación. En ellas jugamos todos, el lector, el autor y los personajes. Los juegos que tiene Jorge desde que abrimos alguno de sus libros, nos hacen pensar que lo que ocurre no es cierto, sino increíble. De la mano vamos creando un universo que se parece a la realidad pero que no es real, misterios que nos hacen anteponer una negación. Situaciones absurdas, que por su misma naturaleza nos alcanzan, nos descifran nuestros códigos más íntimos como sociedad. Nos enseñan a burlarnos frente a un espejo, que no parece espejo, sino anunciación de una caricatura. Caricatura sí, pero una caricatura nos muestra algo más que el estado mismo de las cosas. La paradoja, la risa y la reflexión parecen ir de la mano.

Jorge Ibargúengoitia, 30 años

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Sabina 20 años

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Sabina a 20 años Cuando conocí el nombre de la gira “Canciones para la crisis” y supe que no presentaba nuevo disco, pude advertir que estaba frente a uno de esos recitales de Joaquín que no me desalentaría. Aunque de verdad, lo digo, ninguno lo ha hecho, pero cargaba a lomos de la emoción una incógnita de lo que vendría para la noche del 8 de noviembre: ¿Qué Sabina, a lo largo de veinte años de ir a sus conciertos, se lanzaría al ruedo? Luego de la Orquesta del Titanic, venía, en nado trasatlántico un naufrago, diciendo que hay canciones para la crisis. Y entre toda la geografía donde ha puesto, a lo largo de veinte años, sus canciones en los escenarios mexicanos, donde ha brindado el corazón, visitaba como forma diferencial, aquellos lugares en los que no había tocado jamás.  Recordé de súbito los sitios que había pasado las mejores horas de mi vida de conciertos; en Querétaro, en Aguascalientes, en el Auditorio Nacional, en la explanada de la Alhóndiga , en el Palacio de

Historias de Vida

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Historias de Vida...

Ficcionalia Infantil

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Nuevo libro

Sara cinco años

Esta entrada del blog tiene cinco años. Mañana Sara mi hija menor, celebra la llegada a esta tierra. Va de nuez. Sara “Los amigos no son los que queremos que lo sean, sino los primeros que están allí.” Hace apenas una semana, Sara llegó a este planeta tierra. Me dio a luz. Empeñada en habitar con terrícolas de todas las clases, de todas las raleas, de todas las formas, ha hecho de cada minuto de su existencia una experiencia de vida. Empeñada en conocer este mundo, que sin ser el ideal, puede ser hermoso, me dio la luz. Sara tiene apenas ocho días de habitar el planeta y ha tenido que luchar contra viento y marea para quedarse, para escribir su historia. En el vientre de su madre le prometí otra cosa, le hablé de su familia, de su hermana, de su casa, de su perro. Le dije que la pasábamos bien. Que una vez que llegara, nos divertiríamos como enanos, como gigantes, como niños. Que sólo se trataba de que asistiera al momento de su nacimiento. Ha surcado una semana con suero, enfermeras,

¿Quién te lo manda?

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"¿A vos no te pasa que te despertás a veces con la exacta conciencia de que en ese momento empieza una increíble equivocación?" Julio Cortázar ¿Quién te lo manda? era una de las frases favoritas de mi abuela y la decía cuando todo se echaba a perder después de los resultados, generalmente desastrosos, de alguna iniciativa propia a la que no le veía futuro y que estaba condenada, desde su origen, al fracaso.  Sólo había una respuesta posible, tramposa, dolorosa que la abuela esperaba con alegría… Yo.  Yo me lo mandaba y yo me lo hallaba.  Cuando escucho el alarido interior del “¿quién te lo manda?”, es porque algo no salió bien o mínimamente hay consuelo de una victoria Pírrica que pocas veces puede saborearse.     Escribir literatura es uno de los trabajos donde se acomoda el quién te lo manda de la mejor manera, porque “Nadie te pide que lo hagas”.   A diferencia de otras actividades donde existe una necesidad práctica para intercambiar bienes y servicios,

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Crónicas de Antonella

Página web ficcionalia

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Del 012

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LA REVISTA FICCIONALIA 2

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VA EN DIGITAL...

Gracias

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Gracias Fotos de Olivia Vela La presentación de una revista es el colofón de una serie de actividades que preceden al encuentro con el público lector. Es una fiesta. Detrás de las páginas impresas existe una larga procesión de labores y afanes que involucran a mucha gente. Por delante la labor del creador. Es en principio el trabajo medular para cualquier publicación. Las horas, los momentos y las dificultades para llegar al punto final exigen entrega, compromiso, dedicación  y un trabajo que es muy mal remunerado o visto de otra manera un trabajo sin horario fijo, seguro social ni prestaciones y eso ya nos pone contra las cuerdas. Por eso digo gracias señores escritores por la confianza depositada en la revista, porque la entrega de sus textos supone que llegarán a buen puerto, a buena página y a buena gente. Fotos de Olivia Vela Como editor uno deja de sufrir cuando la publicación física llega a las manos y uno puede oler y hojear sus entrañas. Y ento

Rumbo al 27 de febrero...

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Número 4 de Arengador. 1993 Hace más de veinte años puse en circulación una revista literaria llamada Arengador cuya única pretensión era publicar a quienes no tenían acceso a las páginas de ediciones institucionales en la región. Nada más. Ese impulso juvenil intentaba encontrar un escenario lejano a las tradiciones letradas y a la inercia de la promoción cultural, para driblar los escenarios funerarios de las maneras de publicar literatura. Tenía apenas 19 años y un puño de ganas. Con eso inicié el proyecto y con eso lo seguí hasta el final. Un par de buenos amigos que nada tenían que ver con la tarea literaria, (y me refiero a que no era su vocación, porque en tal caso yo también era uno que no estaba en el ajo de la cultura, pero estaba convencido de ser escritor) empujaron de sobra el primer ejemplar. Fueron sumándose, con entusiasmo, jóvenes poetas, narradores y articulistas. También  se mezclaron pintores, diseñadores, fotógrafos juveniles que aportaban

En la revista Ficcionalia...

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Sueños de fútbol

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Esta historia va más o menos así: era el tiempo en el que  yo soñaba con ser futbolista y dedicaba gran parte de mis tardes a sustituir las tareas de la escuela por juegos de fútbol callejero. La plaza de San Fernando era el empedrado sagrado que emulaba el estadio Maracaná o al Azteca. Allí, en el cuadrilátero pétreo de loza moteada, serpenteaba una cancha imaginaria perfecta donde cada tarde se instalaban las porterías nomás sonaban las seis con los campanazos de la iglesia de San Roque. Señalábamos los travesaños con suéteres separados uno del otro por diez pasos medidos y reglamentados por el ángulo que formaba los pies del Vala. Con el clásico volado, se iban armando los equipos; el ganador iba de mano para escoger al mejor jugador, que siempre era el delantero o el portero y así, en equilibrio de fuerza, se integraban dos bandos. Los últimos, se sabe, eran los rellenos del equipo que corrían felizmente tras la pelota, generalmente sin tocarla. Disputamos