Mi crítico de cabecera
Por fin encontré a mi crítico(a) de cabecera. Lo digo porque el visitante fantasma se volvió un anti- fan que ha dedicado horas de su hética vida a buscar mi biografía como si le debiera dinero. No sé más de él(ella) porque firma sus comentarios con el nombre de León Pinaya (así, de telenovela) y luego se hace pasar por un amigo. Esto demuestra, en su estrategia de esconderse entre nombres telenoveleros, que es un crítico travestido o un cobarde de pura cepa. Luego, cuando le endilgo su mentada de madre, se indigna porque creyó que con el pseudónimo no le afectaría tanto a él y a su mamacita. Sin embargo, yo creo que es huérfano(a) porque desde entonces no ha parado en descalificarme de una o de otra manera como si por ello le pagaran.
Es seguro que siga enviándome anónimos para descargar su frustración, su fracaso galopante, su impotencia creativa, su frigidez repulsiva, su complejo de inferioridad y por qué no, su envidia generosa y pusilánime de la que hace gala en sus insultos como caramelos de colores. Ya saben, lo que natura no da, Salamanca no presta… seguirá en lo suyo, lo apuesto, mascando su idiotez con pregones de sabio.
Ya con esta me despido. He sido generoso con mi crítico al dedicarle tres comentarios en mi blog, es decir, cinco minutos. Que se de por satisfecho, ya más no puedo hacer. Y como dicen en el barrio, a chillidos de marrano, oídos de matancero…