Daiquirís para Ibargüengoitia
La obra de Jorge Ibargüengoitia no es una serie de libros expuestos en la fila del librero con el afán de combinarlos con el tapiz y la alfombra o para ser leídos una vez y dejarlos como la pata de la mesa; el lector no lo vive como una obra literaria, sino como una experiencia de fascinación. En ellas jugamos todos, el lector, el autor y los personajes. Los juegos que tiene Jorge desde que abrimos alguno de sus libros, nos hacen pensar que lo que ocurre no es cierto, sino increíble. De la mano vamos creando un universo que se parece a la realidad pero que no es real, misterios que nos hacen anteponer una negación. Situaciones absurdas, que por su misma naturaleza nos alcanzan, nos descifran nuestros códigos más íntimos como sociedad. Nos enseñan a burlarnos frente a un espejo, que no parece espejo, sino anunciación de una caricatura. Caricatura sí, pero una caricatura nos muestra algo más que el estado mismo de las cosas. La paradoja, la risa y la reflexión parecen ir de la mano.