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Mostrando entradas de julio, 2009

El futuro nos alcanza

Informe Semanal: Don Quijote digital

Mosca

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La última película de Sam Raimi…

Mi crítico de cabecera

Por fin encontré a mi crítico(a) de cabecera. Lo digo porque el visitante fantasma se volvió un anti- fan que ha dedicado horas de su hética vida a buscar mi biografía como si le debiera dinero. No sé más de él(ella) porque firma sus comentarios con el nombre de León Pinaya (así, de telenovela) y luego se hace pasar por un amigo. Esto demuestra, en su estrategia de esconderse entre nombres telenoveleros, que es un crítico travestido o un cobarde de pura cepa. Luego, cuando le endilgo su mentada de madre, se indigna porque creyó que con el pseudónimo no le afectaría tanto a él y a su mamacita. Sin embargo, yo creo que es huérfano(a) porque desde entonces no ha parado en descalificarme de una o de otra manera como si por ello le pagaran. Es seguro que siga enviándome anónimos para descargar su frustración, su fracaso galopante, su impotencia creativa, su frigidez repulsiva, su complejo de inferioridad y por qué no, su envidia generosa y pusilánime de la que hace gala en sus insultos co

Hombre sin fe

A veces leo, a veces sueño, a veces digo, a veces suena, a veces es lento… A veces, sólo a veces, creo.           P.D El visitante fantasma volvió al blog, apuntó otros insultos pero esta vez si lo invité a incordiar a la que le dijo duérmase mi niño, duérmaseme ya. 

Otra queja

Vuelvo de la playa y apenas checo el blog, me encuentro con la respuesta del visitante fantasma que sigue en el tema de la antología, pero que en esta ocasión quiere que me lo tome personal, ya que dejó el análisis y se decantó por las agresiones verbales;la verdad es que yo me tomo mis enemigos cuando están a la altura del conflicto (parodiando a Páez). Puedo asegurarles que no lo conozco, ni he leído, ni leeré algo de él, así que no me lo puedo tomar a pecho, ni me detendré a criticar su “obra”. Supongo que es crítico o pretende ser escritor. Supongo que por el enojo se luce en esta invectiva con otros adjetivos de mayor lustre y prosapia: “ni que escribieras tan bien” dice como si uno se tuviera que quitar el sombrero apenas lee su nombre; utiliza diminutivos para interpelarme y además me acusa de ser susceptible a la crítica y de remate, con ardor de novia borracha me llama pendejo. Lo mejor de todo es que supone que me enojé por su “análisis” profundo y certero de una antología qu