Momo
He descubierto que los índices de lectura se basan en un círculo donde no entro porque me imagino más populachero. En la calle me increpó un tipo de calva oscura. Rasgos otomíes. Intérprete de música prehispánica. Vendedor de saldos musicales. Callejonero. Luego nos tomamos un café me dijo, porque tengo que hacerte una crítica. Dijo como si echara una lápida a mi orgullo. Pero pudo más mi intriga. Cargaba con mi perro Momo. Un cachorro Puig con hiperactividad y sobrepeso que no sabe andar con cadena. Apreté a mi perro para enfrentar al crítico literario. Mi perro y yo le plantamos cara. Hace mucho que no me enredo con directores técnicos de banqueta, o críticos anónimos de baratijas de periódico. Dime de una vez (porque no iba a invertir un café con sus dos horas en escuchar algo que acabaría en dos minutos, es tan corta la vida para gastarla en chismes) Momo se retorcía porque deseaba irse a la casa. -Es que es referente a tu último trabajo. Con un demonio-pensé-, ya dejé atrás la rad