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Mostrando las entradas etiquetadas como ficcionalias

El cubo

La vida es como el cubo de Rubick. Una intensa revoltura que tiene su lógica en las piezas más insignificantes, en las vueltas y en los diversos puntos donde quedan los colores. En toda mi existencia jamás he resuelto un cubo. Cada vez que observo como van quedando alineados los colores, una vuelta más o menos, una torción equivocada y los colores se desparraman y allá voy, a romper el orden o la lógica. Pienso esto cuando creo que nunca he deseado resolver el cubo. Y entonces vislumbro que mi vida no desea estar en sintonía con las cosas, los elementos que hacen un orden y quedo en franca rebeldía.  Alguien escribió que las opiniones son la mercancía más barata. Y en mi cubo han caído desgraciadamente varias opiniones  que me han hecho pelotas en un cuadrado.  Una de ellas, vino de una editora a la que mi texto le pareció poco fresa. Entonces las piezas del cubo mostraron un abanico multicolor. Por supuesto que era una negativa y un muchas gracias, eres bien bueno, ...

Los distintos

Desde que lo recuerdo se propuso ser distinto. Era un hombre de cabellos lacios, negros y largos, tanto que le llegaban a los hombros y sin distinción ondulaba la cabeza para sentir las puntas del pelo raspar la nuca. Quiso ser distinto como si estuviese en una carrera de Maratón. En cada kilómetro de su vida observaba todas las aristas para evitar el contagio de lo parecido.  Lo otro, lo diferente, lo distinto era el pensamiento original que lo movía por todos lados. Cuando se levantaba de la cama, miraba la cabecera a sus pies, para que le recordara que empezaría el viaje hacia lo que estuviera en contra de todo el mundo. Cierto día, mientras bebía Coca-Cola en ayunas, percibió que había llegado a la meta de lo diferente. Discutió una noche antes las últimas teorías que podía reprochar como si fuesen caramelos de colores. Nada había igual. La lucha extrema con sus padres estaba ganada. Nada de obediencia, nada de convencionalismos, nada de los lunes a trabajar, nada de p...

Infancia y memoria

La infancia fue el terreno de encuentro con la lectura. Pasé una infancia sin otras ambiciones que ser centro delantero de los Pumas o corredor de cien metros planos, como Carl Lewis; pero una intermitente enfermedad me puso piedras en el camino. Cuando niño padecí asma y viví temporadas envuelto dentro de una cámara de oxígeno adaptada a una cama individual donde a cinco litros por minuto pasaba mi vida. Esto, claramente me hacía quedar fuera de las canchas de futbol y las pistas de atletismo de la deportiva Torres Landa. No era tan malo estar dentro de una cámara de oxígeno.     En cierta ocasión llegó mi padre con las fábulas de Esopo y las introdujo en la cama. Firmó el libro, su nombre y la fecha. 1981. Una pequeña edición bolsillo de editorial Porrúa quedó varada a la espera de que abriera sus entrañas. Primero le di una ojeada como quien surfea en un mar embravecido. Había dibujos que de entrada me sirvieron para seleccionar la lectura. El lenguaje era por demá...